La bahía de San Juan del Sur encendida
El hecho de que en este caso, la noche
vaya acompañada del apellido Sur, nos hace pensar en el sur de España, donde se
respira un ambiente muy parecido al que encontramos en este pueblo costero que
es ya un referente en los planes de ocio de Nexus. Por si no quedó claro la
última vez, reincidimos en la idea de que San Juan del Sur es un lugar donde
los problemas se cuelgan a la entrada, donde “el buen rollo” está a la vuelta
de cada esquina y donde el que no disfruta es porque no quiere.
La noche de San Juan del Sur comienza con
la tarea de elegir un sitio para cenar. La oferta es variada, los hay a
pie de playa y dentro del pueblo, más o menos caros, los hay que ofrecen pizzas
y los que ofrecen marisco, los que aparecen en las guías de viajes y los que
todavía son grandes desconocidos. Para nosotros la cena en San Juan del Sur
debe ser un puro trámite con el que perder el menor tiempo y dinero posible.
Nuestra más sincera recomendación es acercarse a uno de los puestos de la calle
y devorar en tres bocados una sabrosa quesadilla o un excelente taco que preparan al momento y a un precio que casi no se nota en el bolsillo.
Nuestras sinceras felicitaciones a Taco Stop www.tacostopnicaragua.com
Una vez solventado el “trámite” de la comida, la primera parada obligada es el bar Henry’s Iguana. Un bar de dos pisos donde el primero parece que está sólo de paso. El piso de arriba es una espaciosa terraza que mira al mar y que se presenta como el lugar idóneo para degustar la primera Toña de la noche. Para el que no lo sepa todavía, la Toña es la cerveza nacional y la más popular de Nicaragua, no sabemos muy bien que tiene pero, para nosotros, es a día de hoy una de las mejores cervezas del mundo. No hay bar en donde no la sirvan bien helada, y cuando das el primer trago, esa sensación de alivio y frescor que deja una buena cerveza, con la Toña está más que asegurada.
Iguana Bar, donde comienza la noche
La segunda parada de la noche, es el
Black Whale. Algo tiene San Juan del Sur con el negro cuando los dos lugares
que más nos gustan llevan este color en sus nombres (El Gato Negro es
excepcional para devorar un buen brunch Post "San Juan del Sur, visita obligada"). El Black Whale se divide en dos
zonas, una al aire libre y la otra bajo techo. Las dos se combinan a la perfección
en un gran espacio que invita al ocio y a la despreocupación. Extranjeros y
locales se funden en una masa de caras sonrientes que levanta sus cervezas al
aire al ritmo de la música. Precisamente la música en San Juan del Sur merece
un capítulo aparte.
El Black Whale preparado para una gran noche |
Al entrar en el Black Whale oímos de fondo
como tocaba un grupo en directo. Al principio no les prestamos demasiada
atención, dimos por hecho que era uno más de los muchos que se suben a un
pequeño a escenario en busca de sus 15 minutos de gloria. Pero poco a poco,
según pasaban las canciones y nuestra atención se incrementaba, caímos en la
cuenta de que no sólo valía la pena prestarles atención sino que eran
verdaderamente buenos.
Un batería de ritmo preciso, un guitarrista
de pelo afro que tocaba solos cargados de matices y buen gusto, un tipo de
coleta que palmeaba los bongos con fuerza y la voz de un bohemio descalzo lleno
de energía que se iba a metiendo más y más al público en el bolsillo con cada
canción que entonaba. Cantaba canciones con aroma español que entremezclaba el
ska y el flamenco en letras propias y ajenas. A mitad de espectáculo, el
guitarrista tomó el liderazgo y nos sorprendió a todos con una voz que parecía
la del mismísimo Bob Marley. El grupo
tenía por nombre ‘Los pobrecitos’ y con gran solvencia cumplió con el objetivo de
entretener a su público y dejarlo con muchas ganas de más.
Los pobrecitos en acción
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